La vía era oscura y desolada, ahí estaba Ricardo, furioso, pero sin demostrarlo, deseoso de venganza, solo unas horas antes había visto a su novia tirando con otro hombre, su amigo, ¿como demonios creía ella que diciendo "mi amor, lo puedo explicar" saldría de la situación?, la amaba y la odiaba, una sensación tan inusual e imprevista que resultaba penosa para él, ?como podía seguir amándola?, ¿como pudo amarla en primer lugar? después de tal traición, las luces amarillas en la vía se hicieron notables para él, se iluminaban de forma incandescente al toparse con ellas, una tras otra como una secuencia interminable, no habían carros en la carretera, estaba solo el, la botella en su mano y el destino incierto.
Los gemidos resonaban sin cesar en su cabeza, rebotaban y hacían eco, eran una memoria que no podía borrar, ¿has sentido que te quieres ahogar y solo quieres olvidar por unos segundos? ¿que su presencia no este ahí? conducía sin rumbo buscando eso, el alcohol solo era una excusa para perder el conocimiento, de distraerse y evitar su rostro placentero con otro hombre detrás de ella, "¡MALDICIÓN!" gritaba al vacío insoportable, sin nadie que lo escuchara, en un grito sin importancia, nadie estaba allí, para consolarlo, y sentirse querido, había apoyado todo en ella, su vida giraba en ella y ahora estaba desorientado, todo daba un vuelco.
Presionaba el acelerador sin miedo, y bebía el ron como si fuera agua, estaba mareado, la vía se oscurecía, tomaba izquierda o derecha al azar, conducía en círculos y cada vez mas rápido, había dejado tiempo atrás los edificios de la ciudad que estaban siendo remplazados por arboles e interminables campos verdes, quería destruir lo que se le atravesara, sentía deseos de que un animal se atravesara en su camino y pesarla por encima, ver que alguien podía sentir mas dolor que él, "que idea tan estúpida" se decía al pensarlo dos veces, solo quería destruirlos a ellos, que sintieran la presión inexplicable en su pecho que lo pegaba contra el asiento, no lo dejaba respirar, cerro los ojos por un segundo y ahí seguía presente, estaba viviendo una pesadilla en vida y sintió el impacto.
-Ricardo, Ricardo, esta despertando doctor-escucho una voz de mujer, que con una voz quebrada hablaba, abrió los ojos y la vio con las pupilas rojas al parecer de llorar, estaba en lo que parecía un hospital, tenia hambre, mucha hambre, entro un hombre en bata, asumía que era el doctor en cuestión, sus ojos comenzaban a ver mas enfocados y pudo detallar a la mujer, tenia el pelo amarrado, y parecía que no había dormido muy bien.
-Dios mio, que bueno que despertaras, estaba muy preocupada por ti-decía mientras lo besaba en las mejillas-perdóname por favor, no quiero perderte, esto me dio a entender eso, te amo-Ricardo la vio detenidamente, sus palabras parecían reales, sentidas, pero solo podía pensar en una cosa, un solo pensamiento rondaba en su cabeza, una sola pregunta.
-¿Quién eres?-
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