18: Escribe sobre: un campamento, un grito y una mentira que se hace grande y más grande. Max. una cuartilla.
-AAHHH-gritaron a lo lejos, todos salieron corriendo desesperados, no era coincidencia que el profesor Martínez, hubiera caminado con una escopeta y se hubiera adentrado al bosque, los arbustos les hablaban, sombras pasaban por doquier, los niños estaban asustados, habían quedado con Andrea, que tenía tanto miedo como ellos, siete niños a su cuidado, y nunca había estado con uno más de una hora sola.
-¿Le paso algo al profesor?-pregunto el pequeño Jorge aferrándose a la pierna de Andrea, estaba temblando, era un niño tierno, de siete años, con una curiosidad gigantesca, se la pasaba haciendo preguntas y cuestionando todo, “¿Qué es esto?” era la frase que salía más de su boca. Andrea caminaba hacia atrás poniendo sus manos al frente de los infantes, ella era lo único que los separaba de aquello que los acechaba.
-No pasa nada, ahora suelta mi pierna, necesitamos entrar a la carpa-Andrea tenia a otros seis niños detrás de ella, requerían también su atención, unos tenían las manos en la cabeza, otros lloraban en silencio, las lágrimas bajaban por sus rosadas mejillas y solo hacían gestos de quedarse sin aire, Juan, el más pequeño de todos, con cinco años, era el único que se veía calmado, parecía no entender la situación, que todo era un juego, era el que caminaba más rápido.
-Andrea, ¿y la comida?-Gustavo le pregunto, su llanto había cesado, parecía que la preocupación que habían tenido unos minutos atrás se le había olvidado, estaban caminando hacia atrás para mantener la vista en la fogata y en la gran sombra que se movía sin cesar, veía los malvaviscos quemarse, se escuchaban rugidos leves, cosas que se destrozaban, la voz del profesor ya hacía unos segundos que no se escuchaba, pero se sentían horas, la carpa estaba a unos diez metros de distancia, en lo que parecían kilómetros.
-En la carpa hay comida-mintió Andrea, daba los pasos con mucho cuidado, el campamento estaba lleno de hojas que no quería quebrar, hacer ruido no era una opción.
-Me quiero ir a casa-dijo Jesús que salió corriendo a la carpa a resguardarse, todos lo siguieron, “ese condenado niño nunca sigue las instrucciones” pensó Andrea, los rugidos se hicieron más fuertes, escucho pasos acercándose, vio unas garras gigantes asomarse entre los árboles, la garra era del tamaño de su torso, era peluda y con uñas afiladas, Andrea corrió y tomo a Jorge entre los brazos, los niños comenzaron a gritar cuando la vieron moverse y anduvieron con más velocidad hacia su refugio.
-Ok niños, estén tranquilos, no pasa nada, esto es todo un juego-quería consolarlos, ella sabía que todo era patrañas, ¿pero que iba a decir? ¿Qué estaban siendo atacados por una bestia del bosque? Eso no remediara nada-el profesor se ha disfrazado de oso, es como jugar al escondite ¿entienden?-
-Si-dijeron todos al unísono, se emocionaron, querían jugar.
-Ok niños, ¿qué tal si yo me escondo?-de la cara de Andrea comenzaron a bajar las lágrimas, cuando vio que ya no la veían, se sentía sonrojada, sus manos temblaban-todos tápense los ojos y cuenten hasta 100-ordenó, los niños seguían la corriente y lo hacían con juicio, 1, 2, 3… comenzaron a decir como un coro de voces blancas, Andrea se preguntaba si ¿en verdad creían que jugaban al escondite? o ¿se estaban auto-engañando como ella? 10, 11, 12… escucho pasos fuertes a sus espaldas, casi por inercia vio como los niños tapaban con mucha fuerza sus ojos y contaban más duro, 25, 26, 27… la luz de la luna se reflejaba en la carpa, 39, 40, 41 vio como la silueta de la bestia se acercaba, con cada paso se veía más definida su forma, 58, 59, 60... la bestia se puso en dos patas y era una mole, gigante, de dos metros y medio de masa pura que se cernía sobre ellos 73, 74, 75....
-Todo va a estar bien niños-la bestia alzo su garra filosa 85, 86, 87… y la abalanzó sobre la carpa 90, 91, 92…-todo va a estar bien-mintió Andrea por última vez, cerró los ojos y sintió el golpe sobre su cuerpo… 100.
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