5: Piensa en una palabra poco común y búscala en Google en el apartado imágenes, escribe una historia sobre la 7ma imagen. Max. una cuartilla.
Ring, Ring.
-Buenas noches, emergencias, en
que podemos ayudarle-dijo amable.
-Me están siguiendo-susurro con
miedo, Marcos tapaba la bocina de su teléfono para que el menor ruido fuera
mitigado, no podían escucharlo, los sentía cerca.
-¿Dónde se encuentra? ¿Quién lo está
siguiendo?-pregunto el operador preocupado.
-Ellos, la pareja-explico todavía
en susurros, sudaba por todo su cuerpo, su camisa estaba mojada, se sentía tembloroso,
sus dientes rechinaban cuando su boca se encontraba cerrada-ayúdenme por favor-
-¿Qué pareja? Señor necesito que
sea más específico, ¿en qué lugar se encuentra?, si no se su locación exacta no
podre ayudarlo-decía preocupada.
-Los de la foto, ¿Por qué todos
pretenden que no está ahí?-
-Señor, ¿Dónde se encuentra? ¿Qué
foto?-insistía.
-Ah cállate, tu no me
entiendes-tranco con furia, era la quinta llamada que realizaba hoy, y todas
con los mismos resultados, no había tiempo para explicar obviedades a gente
insulsa e inútil que no entenderían la situación, estaba en el closet, a
oscuras, se sentía seguro cuando estaba en penumbras, sus ojos no veían la luz
y no los veía a ellos, con sus sonrisas, los flashes y las cámaras, la pareja que
estaba obsesionada con él, que lo seguía y los buscaba. Al principio fue sutil,
como se incluyeron en su vida, lo buscaban mediante la televisión, en el fondo
siempre estaban, mirándolo directamente, sonriendo, susurrando “Marcos” en un
volumen casi imperceptible, pero lo escuchaba, como cuando una mosca vuela
cerca de tus oídos, ese fastidioso susurro los sentía. Pero luego su incursión
era cada vez más recurrente, en revista, en periódicos, en el cine, en vallas
publicitarias, encerraban y enmarcaban su mundo, se acercaban, no faltaba mucho
para que lo alcanzaran.
“¿Qué quieren conmigo?” se había visto
muchas veces gritando esas palabras, a sus imágenes vacías y sin alma, pero que
lo veían y lo dejaban vulnerable, lo veían más profundo de lo que ninguna
persona real jamás había hecho. Salió del closet, estaba en su habitación, las
sabanas sucias y desarregladas, a pesar de que no había dormido en ellas por
mucho tiempo, las paredes se encontraban llenas de fotos de ellos, de esta
pareja, de este hombre y esta mujer que lo juzgaban, sentía que él debía y tenía
el derecho a hacer lo mismo, a verlos y analizarlos, pero era una competencia
imposible de ganar, sus miradas eran eternas, interminables, había pasado horas
viendo cada una de las fotos, conociéndolos de arriba abajo como ellos ya lo conocían
a él, pero no lograba descifrarlos, era un rompecabezas de piezas incontables,
en cambio él era un libro abierto, “Marcos, Marcos, Marcos…” lo llamaban, había
investigado todo, cientos de horas había dedicado buscando información en línea,
sobre sus perseguidores, pero era inútil, la información era somera, y
superficial, solo había una forma de no ser cazado y era ser él el cazador,
sabia donde vivían, era cuestión de tiempo para verlos en persona, ya se había decidido
a tomar las acciones en sus propias manos, y hacer que esos ojos que lo seguían
ya no tuvieran vida.
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