Suspiro y abro los ojos. Todo es blanco, veo la lámpara arriba de mi cabeza, me ciega, mi cráneo va a explotar, me sentía aturdido, adolorido, temblaba en movimientos cortos, mi corazón latía frenético, “¿Qué me está pasando?” me pregunte, me sentía débil y sin fuerza, trate de alzar los brazos pero no pude, me encontraba atado por unas correas gruesa de cuero a la cama, al igual que mis pies, en un flash un camión apareció ante mí, gigantesco e imponente, las cornetas sonaron ensordecedoras, volví a la realidad, a ese cuarto blanco, no era más que mi imaginación jugando conmigo, jale con más fuerza las cuerdas, pero no era suficiente, vi a los lados, me invadía un blanco interminable, solo una puerta al frente mío dañaba la perfección simétrica de las paredes, no había ventanas, me encontraba en una bata blanca, sentí frio “¿Dónde estoy?”.
El camión estaba más cerca, flash, de nuevo en el cuarto blanco, mi corazón se calmaba, “vamos, vamos, trata de recordar, ¿Qué paso anoche?” sentía una laguna mental, lo último que recordaba había sido mi almuerzo, y de pronto en este lugar, “¡Auxilio!” grite desesperado, “¿me habían secuestrado?” era el pensamiento que rondaba mí mente, la perilla de la puerta comenzó a moverse, mi atención se posó en ella, las explicaciones vendrían en unos segundos, entro un hombre con un traje completo color negro, tapaba cada centímetro de su cuerpo, no podía ver piel, tenía unos lentes dorados, cerró la puerta tras de él y se puso a mi lado.
-Esto debe ser un error-le dije, él me tomaba el pulso y me ignoraba-no sé qué hago aquí, ¿Quién eres?-
El hombre seguía examinándome minuciosamente, toco mi frente, saco un pañuelo y me limpio el sudor, ato con más fuerza las correas.
-Es seguro-dijo y la puerta se abrió de nuevo, esta vez entro una mujer, con el cabello recogido, era de contextura grande, tenía una bata de doctora, detrás de ella otro hombre encapuchado entro con una silla blanca y la puso a un lado de la cama, ella se sentó y los dos hombres se ubicaron como guardaespaldas, se quedó mirándome a los ojos, ella era inexpresiva.
-¿Qué recuerdas de anoche?-pregunto sin cambiar su expresión y cruzo sus piernas.
-No recuerdo nada, lo último que recuerdo fue almorzar, no recuerdo nada de anoche, no entiendo esto-trate de explicarme lo mejor que pude pero los nervios no me dejaban, mi lengua se enredaba, flash, vi el camión flotando, elevándose a gran velocidad.
-No lo preguntare de nuevo, ¿Qué paso anoche?-dijo ella sin cambiar su cara seria y calmada.
-¿Qué tengo que recordar?-mi cabeza me dolió en ese instante, una punzada que atravesaba mi ojo, flash, escucho los gritos del conductor del camión, que se lanzó del camión flotante, volví a la claridad absoluta-solo veo un camión-
-Cuéntame del camión-ahí la mujer mostro interés, sus ojos se iluminaron.
-No entiendo, es solo mi imaginación-flash, me vi gritando, con el cuerpo del conductor destrozado a mi lado, la tristeza me invadió, vi a los hombres de negro, se pusieron alerta, la mujer atemorizada se alzó de su silla.
-Inyectenlo-ordeno ella, estaba mucho más abajo que antes, como pude vi hacia el suelo, la cama estaba flotando, uno de los hombres comenzó a elevarse, la mujer salió corriendo a la puerta, mis lágrimas me hacían ver distorsionado, las paredes comenzaron a vibrar, la mujer grito con pánico, no podía salir, el otro hombre se elevó, la lámpara temblaba.
-AHHHHHHHH-grite hasta quedarme sin voz, no entendía lo que estaba sucediendo, el techo se quebraba, se separó de las paredes, jale las cuerdas, saque fuerza de donde no existe y revente mis ataduras, el sonido era abrumador, el mundo vibraba y yo flotaba suavemente en el medio, el techo en un empujón voló por las alturas, seguidos por los dos hombres, sus gritos se perdieron en la noche, la mujer me miraba estupefacta, rendida, su cuerpo se elevó también, no grito, vi mis manos, emitían una luz roja, con cada segundo se potenciaba, mi estómago comenzó a retorcerse, la luz se hacía más fuerte, escuche un gran estruendo y todo a mi alrededor desapareció.
Entre escombros saque la mano, casi no podía respirar, tenía un gran pedazo de roca encima que aplastaba mi pecho, lo empuje y con facilidad lo moví, estaba en un lugar desolado, parecía que una explosión acabara de ocurrir, el suelo estaba lleno de carbón, me levante, sucio, sin ropa, lleno de cenizas y sin un rasguño.
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