-…Nunca más, es una promesa-y jale el gatillo, el impacto fue limpio, la pared se manchó como una prueba de rorschach de color rojo intenso, me entretenía ver las curiosas imágenes que se formaban, siempre trato de interpretarlas, es cuestión de entre cerrar los ojos, girar la cabeza un poco a la izquierda y ¡guala! Ves una casa en llamas, una inyectadora, o en este caso un bebe, tengo una interesante teoría, y es que esa mancha representa el ultimo pensamiento de la víctima, la bala pasa por el medio de sus ojos y atraviesa su cerebro, no es tan descabellado si lo piensas un poco.
Tome el arma y la guarde en su funda, es poético como está caliente después de tomar una vida, es como si tuviera vida propia y absorbiera el alma del ultimo al que toco mortalmente, cierro mi chaqueta y me acerco a el sujeto #43, el hombre gordo, calvo y con barba, estaba sudado, sus últimas palabras fueron “perdón, no lo hare de nuevo”, por supuesto que no lo harás de nuevo, no lo permitiría, su cuerpo inerte no haría nada más, me puse unos guantes, y arrastre su cuerpo que dejaba rastros de sangre, un camino sin vida, estaba tieso y pesaba mucho, pero esto era el precio que debía pagar, abrí la puerta con la espalda, entre al cuarto oscuro, estaba putrefacto, el piso pegajoso, desde hace unos 30 sujetos prefiero mantener la luz apagada, deje el cuerpo en el centro, lo llene de gasolina y le prendí fuego.
Tome un baño, quitarme su olor, me urgía, restregué lo más fuerte que pude, salí y agarre la bolsa sellada que tenía preparada, saque un pantalón y una camisa nueva, me las puse y salí de la casa, estaba en este bosque desolado, el carro me aguardaba, me monte y comencé a conducir alejándome, sin encender las luces, no quiero llamar la atención, vi la hora, son apenas las 11:39pm, “me da chance de buscar uno más” pensé, llegue a la ciudad, estaba activa como cualquier sábado por la noche, la música salía de las discotecas por las que pasaba a gran velocidad, iba a la avenida 9, ya lo tenía localizado, el #44, llego a su casa, siempre parecen las casas más comunes, ojo, después de ver tanto no veo esto más que como un motivo de sospecha, me acerco a la puerta, todo está oscuro, esta trancado, empujo con fuerza, se abre de par en par, “sé que estás ahí” pienso, lo percibo, era un talento que he desarrollado con la experiencia, camino al sótano, y el hijo de puta está ahí con ella, la furia me invade, odio cuando los consigo en pleno acto, él era un hombre delgado, larguirucho, con unos lentes gigantescos, estaba lamiendo su cuello y ella llena de sollozos temblaba amarrada a la silla, desnuda, corrí y lo golpee, ella comenzó a llorar más fuerte, #44 estaba desconcertado, no entendía que sucedía, “¿quién eres?” preguntaba sin cesar mientras lo golpeaba, “para” suplicaba, lo golpee hasta dejarlo inconsciente.
-… Ramón Rodriguez, edad 32, crimen 4 violaciones y asesinatos, esos los que logre registrar, y un 5to intento, evitado en pleno proceso-dije calmado viéndolo a los ojos, estaba amarrado a la silla donde hace unos 30minutos estaba su víctima, cuando los consigo en pleno acto no me puedo contener, no puedo esperar a llegar a la casa en el bosque-¿algunas últimas palabras?-alce mi brazo y lo apunte entre los ojos.
-¿Quién eres?, no sé de qué hablas, esto es un error-decía con miedo, llorando y temblando, todos terminan así-déjame en paz-lo golpee con el arma.
-¿Eso es todo?-pregunte impaciente.
-Déjame ir, te juro que no lo haré nun…-
-…Nunca más, es una promesa-y jale el gatillo, interesante, la pared ahora tenía un mural con forma femenina.
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