21: Historia libre que termine con un "cliffhanger" o gancho. Max. Dos cuartillas.
-¡CORRE!-grito Juan desesperado, él ya había arrancado y estaba unos metros más adelante, Rodrigo seguía sin reaccionar, se había quedado en shock, su mente se había paralizado al igual que su cuerpo, solo con el “corre” había podido reaccionar, lo veía alejarse, en la noche oscura, en las calles solitarias, Rodrigo comenzó a correr, sintió la adrenalina pasar por sus venas, por su cuerpo, nunca había corrido tanto.
-Espérame-decía Rodrigo, Juan corría muy rápido, ya estaba a una cuadra de ventaja, ¿lo estaba abandonando?, no, no era eso, estaban en un momento en que lo que importaba era la supervivencia, correr sin mirar atrás, porque el atrás daba miedo, mucho miedo. Hacia solo unos minutos discutían sobre una chica y quien se la quedaría, en este momento ni recordaba su nombre, hasta que los interrumpieron.
-Hey, ¿tienen cigarros?-había dicho el hombre desde el carro, que se había estacionado a su lado, ¿cómo era su rostro?, Rodrigo trataba con fuerza recordarlo, pero le era imposible era solo una mancha, sus ojos estaban centrados en la espalda de Juan, solo pensaba en seguirle, en que no los alcanzaran.
-No-habían respondido al unísono los dos amigos, y siguieron su camino, no era inusual que personas pidieran cigarros y menos un sábado por la noche, caminaban de forma pausada, por la mitad de la calle, seguían discutiendo sobre la chica, cuando el carro comenzó a retroceder, a ambos les pareció extraño.
-¡HEY!-gritaron del carro, voltearon y una botella iba por el aire y se explotó a sus pies, Rodrigo no entendía nada, y por la expresión de Juan, este tampoco, otra botella salió de la ventana del carro, Juan dio un salto atrás, lo cual hizo que no lo golpeara.
-¿Qué quieren?-pregunto Juan, Rodrigo se sentía muy nervioso, estaba temblando, nunca había manejado bien las situaciones de ese tipo, todo el efecto del alcohol se desvaneció, se sentía sobrio de nuevo. El carro dio la vuelta y se puso de frente a ellos, lanzaron otra botella y los embistieron.
-¡CORRE!-grito Juan, esto había pasado en menos de un minuto, la mente de Rodrigo hacia que se repitiera, en una secuencia interminable, donde cambiaba el orden de los hechos, pero no el efecto, todo los llevaba a estar corriendo en unas calles desoladas, huyendo de un maniático, que los atacaba, estaban cerca de la casa de Juan, unas cuatro cuadras más y estarían a salvo. Rodrigo no pudo contener sus ganas de voltear, miro hacia atrás y no estaban.
-Los perdimos-le dijo a Juan, aunque no estaba seguro que lo escuchara, sonrío, solo era un susto, ya todo había pasado.
-¿ah?-Juan se paró y volteo, seguro también había notado que ya no los estaban siguiendo-apúrate, pueden aparecer en cualquier momen…-¡PAM! El auto salió por una de las intercepciones de la vía a toda velocidad y golpeo a Juan en el costado, este salió volando, Rodrigo se paró en seco.
El conductor del auto, se bajó lentamente, tenía un bate, camino hacia Juan, ignoraba la presencia de Rodrigo, o no le importaba, este veía como se acercaba, Juan intentaba pararse, pero se veía muy golpeado y sin fuerza, el hombre le dio un batazo en la espalda, dos, tres, Rodrigo seguía paralizado, no podía permitir eso, tenía que salvar a su amigo, no dudo más y salió corriendo hacia allá, sin armas, más que sus puños, se abalanzó contra el atacante por la espalda, este comenzó a zarandearse y ambos cayeron al suelo, el rostro de Juan estaba ensangrentado, Rodrigo seguía forcejeando con el sujeto, se le había caído el bate y solo luchaban con sus manos, escucho un impacto, muy fuerte, corto, ambos se detuvieron y se soltaron, Rodrigo volteo buscando el rostro de Juan, estaba destruido, su cráneo había explotado, un estado de desesperación lo invadió, vio al frente, la puerta del copiloto también estaba abierta, ahí estaba otro hombre, con un arma de fuego apuntándolo, el hombre del bate se paró y se puso a su lado.
-Dale a él también-exigió al armado.
-Todavía no-respondió.
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