Taylor Sheridan, actor transformado en guionista, se consolida con el guion de "Sicario" en el 2015, ahora con "Hell or High Water" nos demuestra que no fue un golpe de suerte, dirigida por David Mackenzie, no es aleatorio que comience nombrando al guionista primero, porque hay tanto peso y poder en sus diálogos e historia que transforman en esta película en algo realmente especial y la hacen destacar.
"Hell or High Water" se presenta como una “heist movie”, dos hermanos, Ben Foster y Chris Pine, roban pequeños bancos en el estado de Texas, en un plan por sustentar a su familia mientras son perseguidos por el comisario, personificado por Jeff Bridges. Lo que en la superficie parece plano y superfluo, es todo lo contrario, el guionista es un maestro y nos da una historia redonda y sólida por todos los flancos, cada escena tiene una estructura concisa y cerrada, que funciona individualmente y agrega al panorama completo, los diálogos están escritos de forma precisa, de forma humana, casi poética, condición que se presta muy bien gracias al argot texano. Sheridan ha declarado tajantemente que odia el dialogo expositivo y aquí lo demuestra, huyendo de este a toda costa, no hay palabra que sobre o información que sea entregada a la audiencia de forma ligera, como un cuenta gotas libera datos entre conversaciones ricas y con gran trasfondo, que permiten al espectador conocer los personajes, su psique, su pasado y la forma en la que actúan.
Actoralmente es fantástica, cada actor del elenco se pierde en su papel, Foster y Pine dan sus mejores actuaciones hasta el momento, en especial Foster que es irreconocible, dos hermanos profundamente golpeados por la vida y sus relaciones, una química perfectamente lograda, no hay duda que estas dos personas tan dispares son hermanos, Foster nos da a un ex convicto, un hombre errático, impulsivo y violento, mientras Pine le hace contrapeso con calma, arriesgando todo por sus hijos, no actúa por impulso sino calculadamente. Mientras Bridges nos da un personaje a lo Jeff Bridges, eso sí, a su máxima potencia, un sureño reflexivo, sereno y que funciona de contraste para este dúo.
El director logra asentar la atmósfera del film desde el comienzo, la secuencia inicial está estructurada de forma perfecta, con una cámara cuya presencia no se siente, un plano secuencia nos permite dilucidar un paisaje desolado, deprimente, una américa sumergida en deudas que lucha por sobrevivir, casi como una protesta de la clase media, no juzgamos a los personajes si no los entendemos, en una lucha mucho más grande que ellos mismo. La musicalización es el acompañante perfecto de estas imágenes, canciones country con ese aire nostálgico y desolador.
"Hell or High Water" es una obra redonda y definitivamente de las mejores películas del 2016, repartan la palabra, porque este film merece mucha más atención de la que ha recibido, una maravilla.
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