Lars Von Trier se une a Björk, dos de los artistas contemporáneos que más allá de la controversia, su obra ha destacado y expandido los cánones de sus respectivas disciplinas, se alían para entregar esta película tan fuera del molde, "Dancer in the Dark".
Los musicales son un género muy particular, despiertan muchas emociones, hay personas que no los soportan, como otras que ven en ellos otra forma de expresión y una combinación entre artes que potencian un discurso, yo me encuentro en este segundo grupo, no me molesta el género si no lo aprecio y disfruto, pero de la mano de Von Trier no podíamos esperar un musical común y corriente, este en muchos aspectos es la antítesis del musical, el anti musical, explorando temas muy oscuros, con un guion negro y deprimente, violento y despiadado, Björk interpreta a Selma Jezkova, una inmigrante soltera con un hijo adolescente, una enfermedad visual degenerativa y hereditaria, un empleo mal pagado y una pasión por los viejos musicales hollywoodenses, tiene un objetivo claro, salvar de ese destino a su hijo por lo cual se esfuerza trabajando sobretiempo con tal y reunir el dinero suficiente para operarlo y evitarle ese destino oscuro, llevándose a ella misma hasta las últimas consecuencias sin importar su bienestar ni su futuro.
Parece casi inverosímil una historia tan oscura lleve canciones, que además, están compuestas con ritmos alegres, pero que en sus letras esconden ideas que contradicen al ritmo, como una ironía, cada número musical sirve para representar el pensamiento de la protagonista, su positividad que desde una perspectiva ingenua e inocente, procesa los hechos lamentables a través de canciones. Su sueño se va desmoronando con el encuentro de personajes egoístas, que la usan como medio para conseguir sus propios objetivos.
Las canciones son variadas y poseen un montaje bien logrado, los segmentos musicales son contrastados al usar una imagen mas saturada, cámaras fijas y coreografías en lugares inesperados, un estilo poco visto en la filmografía de Von Trier, acostumbrado al uso de colores pálidos y cámara en mano, que es la forma como esta filmado el resto. Björk lleva la película en sus hombros, se nota cómoda en los números musicales, mientras que en el resto otorga a un personaje identificable aunque en momentos exagerado.
Las canciones son variadas y poseen un montaje bien logrado, los segmentos musicales son contrastados al usar una imagen mas saturada, cámaras fijas y coreografías en lugares inesperados, un estilo poco visto en la filmografía de Von Trier, acostumbrado al uso de colores pálidos y cámara en mano, que es la forma como esta filmado el resto. Björk lleva la película en sus hombros, se nota cómoda en los números musicales, mientras que en el resto otorga a un personaje identificable aunque en momentos exagerado.
Una película depresiva, que usa la tragedia y la deja sin redención, un relato de una madre abnegada, no tenemos un final satisfactorio, concluye sin número musical grandilocuente, si no en el silencio, concluye dejando al espectador vacío y desolado, es efectiva, el director logra una vez más su objetivo.
7/10
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