Dr. Strange es psicodelia visual pura.
Lo que no esperaba que fuera una película de origen, este film termina por contar los inicios de Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) de una forma muy básica; un dotado cirujano que luego de un accidente de carro pierde el uso correcto de sus manos y profesión, tras agotar todos sus recursos, se embarca en un viaje donde conocerá a un ser llamado El Ancestral (Tilda Swinton), que le enseñara el manejo de las artes místicas. En resumidas esto es la película, entretanto hacen su aparición un villano olvidable y desaprovechado, Kaecilius (Mads Mikkelsen), un aliado con motivaciones de cartón, Mordo (Chiwetel Ejiofor) y un interés amoroso de relleno, Christine Palmer (Rachel McAdams).
"Dr. Strange" sigue una fórmula que funciona, efectivamente, pero se siente simple y sin riesgos, con un guion que abusa de lo predecible, no se arriesga ni intenta ser novedoso, todos los beats de la película se pueden ver a un kilómetro de distancia, con diálogos planos y simples, tenemos un viaje del héroe que se siente repetitivo, un engreído que luego de un giro en su vida consigue humildad y propósito.
Apartándonos del guion, es un espectáculo visual y auditivo como pocos he visto, consigue efectos especiales psicodélicos e increíbles, con un manejo del CGI envidiable, cada secuencia está compuesta con sumo cuidado y detallismo, en una muestra de creatividad que se traslucen adentro y fuera de la pantalla, la inclusión de la arquitectura, el manejo del tiempo y los espacios generan escenas alucinantes.
“Dr. Strange” abre un mundo de posibilidades, las cuales hasta el momento no habían tocado en el MCU, con esta película lograron poner una base sobre el personaje, esperar ahora que ya ha sido presentado, sea desatado todo su potencial en pantalla, solo secuelas y siguientes entregas lo dirán.
6/10
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