Con su primer largometraje los Daniels demuestran con firmeza su originalidad y creatividad, conocidos por sus vídeos musicales y cortometrajes extravagantes, en esta ocasión, la dupla llegan con un concepto totalmente fuera del molde, inverosímil y poco probable, que de alguna forma logran trasmitir una película con corazón y que es mucho más profundo que lo que está a simple vista.
Protagonizada por Paul Dano, un náufrago que en el borde del suicidio consigue esperanza en un cuerpo muerto que aparece en la costa, Daniel Radcliffe, lo que interpreta como una señal divina se transforma en su salvación cuando descubre que el cuerpo posee cualidades especiales que le permitirán sobrevivir, usarlo como lancha, filtro de agua, brújula, palanca, ametralladora, etc, la navaja suiza más especial, todo esto mientras vislumbramos conversaciones sobre sus visiones del amor y el sentido de la vida.
Dano y Radcliffe dan actuaciones de calidad, en especial Radcliffe, que con un reto al frente se adapta, con pocos recursos logra ser empático y atrapar al espectador en la ilusión del film, una historia que con el pasar de los minutos logra convencernos, los hechos se desenvuelven dentro de una atmósfera muy surreal, logra enamorarnos y sobreponernos a la impresión inicial de una película con chistes de pedos, es la combinación entre cine de autor y “South Park” que tanto hacía falta y no lo sabíamos, todo es un juego, donde los personajes de forma muy ingenua cuestionan cosas que parecen obvias. Única, irrepetible e imperdible. Los Daniels prometen mucho
8/10
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