Antes de ver esta película, un amigo me dijo: es una experiencia, y no sabia muy bien a que se refería, pero al verla, definitivamente lo es, su trama sencilla y hasta estúpida es solo una excusa para adentrarnos a momentos que de otra forma no experimentaríamos, los colores y la música permiten esta inmersión de manera desapercibida, el montaje es espectacular, mostrando paralelismos y contrastes, los monólogos que saltan entre imágenes de drogas, alegría, diversión a decadencia, delitos y sexo sin control hacen característico el avanza del film, las cuatro chicas protagonistas son sensuales, pero tienen siempre un vestigio de inocencia que hace casi un delito verlas haciendo las miles de actividades que ir a un sprink break conlleva, sin miedo y de forma muy real, muestran las drogas, el sexo, el crimen, con un dubstep de fondo que indudablemente era la mejor opción y define una generación, pero repito en historia se queda corta, se sienta mas como ver un vídeo musical largo que otra cosa, pero definitivamente vale la pena verla y experimentarla, vivirla.
6/10
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